-Escribir sólo a lo que uno le apetece… Parece una buena
idea, ¿No? Pues, ¿Qué hacemos cuando no estamos inspirados? ¿Dices que sólo he
de llevar el lápiz a la hoja, ponerme a echar unas cuantas líneas, y por arte
de magia me inspiraré? –le dijo bastante incrédulo. Parecía haber entendido,
pero ahora demostraba, que no lo había hecho del todo.
-Pensé que habías captado la idea… -respondió ella con
dificultad.
-Bueno, a medias. ¿Pero cómo escribir sin inspiración? Vaya,
si ni siquiera me fluyen las palabras… ¡No me parece obvio, escribir sin
inspiración! ¿Es que cómo escribir, si no se te ha ocurrido nada bueno?
-¿A qué le llamas bueno? –preguntó ella con interés,
acercándose con una sonrisa pícara.
-Déjame pensar –contestó él, y se fue contra un rincón,
donde se puso a meditar. Volvió a acercarse entonces, con una respuesta.
-Pues, algo bueno, vendría a ser algo que complazca a la
gente, ¿No crees?
-¿Y por qué complacer a la gente? –le preguntó ella, siempre
sintiendo que tenía la razón. Pero así era. Sus palabras a Narciso, lo hacían
reflexionar.
-Si complaces a la gente, te dirán que lo que has hecho es
bueno…
-¿Un escritor siempre debe estar complaciendo a la gente, no
puede escribir lo que le apetezca, lo que disfrute? ¿No crees que complacer
siempre a la gente, te limita? –preguntó ella usando una voz de autoridad.
-Bueno, Romina… Quizás en ese punto tienes razón. Pero
todavía, ¿Qué sucede si no puedo escribir, si no tengo qué escribir? Creo que
un escritor debe ser aplicado, con vocación, debe escribir cada día sin parar,
debe escribir día tras día siempre algo. No debe pasar sólo un día en que no
haya escrito nada, eso lo hace escritor.
-Allí tenemos varios puntos… -contestó ella- Bueno, dices
que un escritor tiene que escribir siempre. ¿Pero si escribe cada día, y lo que
escribe no es bueno como dices, no complace a la gente, estará mal? Y si está
mal por lo tanto, estará escribiendo basura cada día… Y eso no es bueno por
parte de un escritor… Eso no debería proceder de él. ¿Un escritor tiene que ser
perfecto? ¿Ves acaso, cómo te contradices? Seguro tu meta es escribir cada día
algo nuevo, pero si no tienes la inspiración cada día, no estarás haciéndolo
bien, ni disfrutándolo… ¿Por qué no oyes mis opciones, mejor?
Aquella tan extensa respuesta, pareció secarle la cabeza a
Narciso. Quedó dándole vueltas un rato al asunto, tenía mucho sobre qué pensar.
“Escribir cada día… ¿Sería posible?” se preguntaba. “Pero si no tengo la
inspiración cada día, no podría… ¿Acaso debería hacerle caso a ella?” Pero no
siguió pensando, porque prefería escuchar la proposición de ella, de las
opciones que quería hacerle escuchar.
-Pues dímelas –dijo-, no
tengo apuro alguno.
-Bueno –contestó Romina, y comenzó su discurso:
-Pues primero, como dices, tu meta es escribir cada día.
Pero no siempre estás inspirado. ¿Pero sabes?, tengo la fuerte creencia, de que
siempre puedes escribir, aunque no estés inspirado. Es tan simple, como
dedicarte a hacerlo, y arrojar algunas líneas a lo que te gustaría escribir,
algún tema que te parezca bastante interesante… ¿Ves cómo es más simple de lo
que parece, y de lo que se ve? Recuerda que el escritor tiene control sobre sí mismo…
La inspiración quizás es algo divino, que te llega desde el cielo, pero así
como tú ves lo que quieres hacer con ella, también tú como escritor, decides
qué escribir. Y siempre habrá un interés escondido, algo que quieres relatar,
ya sea lo que veas día a día, inconscientemente, o lo que escuches por ahí.
Siempre quieres relatar algo. Ahora, cuando estás con el lápiz, o con el
teclado, ¿Por qué no escribir simplemente lo que te gusta, si te estás muriendo
por escribir, y sientes que no estás inspirado? ¿No es eso lo que hace un
verdadero escritor? Dime tú, ¿Acaso se le puede considerar escritor, a alguien
que no escribe para sí mismo, sino que escribe para complacer a los demás, para
que le digan que sus historias son buenas, y que por lo tanto se está exigiendo
y presionando a sí mismo? ¿Eso es ser un escritor, escribir como contratado?
¡No! Un escritor siempre ha sido el que escribe lo que le dé la gana, el que
disfruta haciéndolo. Y por eso sus historias o sus líneas maravillan, ¡Porque
le salen del interior! Porque son anhelos o deseos escondidos, que él sí se
atreve a contar, y tiene la facilidad para hacerlo, son historias que han
surgido de él, que sabe cómo darles estructuras, y a todo le da su toque
especial, que nadie se lo impone, sino que nace de él mismo. ¡Eso es ser un
escritor! –dijo, casi gritándole al rostro, pero con bastante calma también, e
intenciones de aclararlo.
-Vaya… -contestó él enmudecido, casi con lágrimas brotando
de sus ojos.
-Un escritor, no es quien está aguardando por la
inspiración, y por mientras se queda sin hacer nada… Un escritor, es quien ama
escribir, quien ama tener siempre algo que contar, porque le nace desde dentro…
Ese es un escritor, alguien realmente apasionado y vivo.
Tras un momento, él contestó:
-Estabas enardecida… Te emocionaste con este discurso, me
has dejado varios puntos claros, ¿Sabes? Creo que me mantendré toda la noche
pensando en esto, quizás hasta vaya a soñar contigo… No sabía que tuvieras
aquel grandioso poder, de aclarar y confortar tan bien a la gente…
-No es nada –contestó ella sonriendo-, y si aún quieres tu
inspiración, déjame darte un poco de ella ahora… A ver si esto te inspira
–añadió con misterio. Se acercó a él, y se desabrochó el escote, descubriendo
unos hermosos y redondeados pechos, que abalanzándose sobre su rostro, hicieron
a Narciso sonrojarse. Entonces Romina volvió a decir:
-¿Quieres jugar esta noche? Te apuesto que mañana por la
mañana, despertarás inspirado.
-Claro –respondió él, desprendiéndose de sus vestimentas-.
Vamos a tener una probada, de aquella dulce inspiración, a ver cuánto me puedes
inspirar… -dijo, acercándose al dulce cuerpo y tentador descubierto de ella. Y
así estuvieron, toda la noche. Entre fogosos momentos, y la luz de la
habitación, que de vez en cuando parecía irse a apagar, y que hacía un calor
inmenso en el lugar, y que aunque la luz se hubiese apagado, no hubiesen
quedado a oscuras, porque las ventanas estaban abiertas, y la calidez de su
pasión encendía todo el lugar como una intensa vela, o un fuego avivado.
DarkDose
No hay comentarios:
Publicar un comentario